Quizás los años pasen, pero las convicciones han perdurado. Elisa Carrió fundó Afirmación para una República Igualitaria (ARI) en pleno 2001-2002, las ideas se han establecido en planes concretos y otros más abstractos difíciles de entender para quienes no podemos ver enteramente la coyuntura y los hechos. El Contrato Moral es fundacional, fue escrito durante la gran crisis y tiene vigencia hoy. Publicado recién en 2004 como último capítulo del libro “Hacia un nuevo Contrato Moral, discursos e intervenciones sobre la realidad nacional” es la cabecera del plan nacional de Lilita.
Ha identificado a la Violencia en todas sus expresiones, como la fuente del conflicto nacional y que ha resultado en el desgranamiento social, económico, político y cultural de la Argentina. El principal objetivo debe estar basado en el fin de la violencia y la instauración de la paz a través del reconocimiento, el arrepentimiento, el perdón y el castigo como forma de cohesión pública; “en el ámbito público, la construcción de la paz exige reconocer a quienes han luchado inclaudicablemente por la verdad y la justicia e impulsar los procesos judiciales tendientes a lograr juicio y castigo a los responsables. Debemos reconstruir un espacio público donde la mentira y el engaño sean castigados socialmente e instaurar un sistema jurídico que premie la verdad y el mérito.” (Carrió, 2005). La destrucción de los principios morales no permite la construcción, es como construir sobre las arenas del desierto, no es sostenible (http://www.new.facebook.com/note.php?note_id=58833515005&id=651959067&index=10 ).
“Para que exista un compromiso moral no es suficiente que un pueblo y sus gobernantes firmen un documento. La alianza moral se inscribe y sella en la conciencia de millones y en la lucha perseverante por reinscribirla todos los días, hasta que se constituya en práctica generalizada” (Carrió, 2005). El modelo de democracia delegativa no es funcional al Contrato Moral, la participación de la sociedad en defensa de sus derechos es esencial para la construcción de la política del siglo XXI. No es posible la construcción de un país solo desde arriba, se necesita a las bases dispuestas a defender lo propio y lo ajeno: la justicia social. Si un pueblo trae al sillón un líder dispuesto a cambiar la estructura, este debe estar dispuesto a defender su elección porque el abandono del pueblo al líder es la misma traición que la de un líder que abandona a su pueblo; el futuro es de todos.
Finalmente los objetivos son enumerados no por orden de prioridad sino como un todo, porque en sí muchos serán resultado directo de los anteriores y muchos no podrán desarrollarse si no existieron los puntos previos:
Ha identificado a la Violencia en todas sus expresiones, como la fuente del conflicto nacional y que ha resultado en el desgranamiento social, económico, político y cultural de la Argentina. El principal objetivo debe estar basado en el fin de la violencia y la instauración de la paz a través del reconocimiento, el arrepentimiento, el perdón y el castigo como forma de cohesión pública; “en el ámbito público, la construcción de la paz exige reconocer a quienes han luchado inclaudicablemente por la verdad y la justicia e impulsar los procesos judiciales tendientes a lograr juicio y castigo a los responsables. Debemos reconstruir un espacio público donde la mentira y el engaño sean castigados socialmente e instaurar un sistema jurídico que premie la verdad y el mérito.” (Carrió, 2005). La destrucción de los principios morales no permite la construcción, es como construir sobre las arenas del desierto, no es sostenible (http://www.new.facebook.co
“Para que exista un compromiso moral no es suficiente que un pueblo y sus gobernantes firmen un documento. La alianza moral se inscribe y sella en la conciencia de millones y en la lucha perseverante por reinscribirla todos los días, hasta que se constituya en práctica generalizada” (Carrió, 2005). El modelo de democracia delegativa no es funcional al Contrato Moral, la participación de la sociedad en defensa de sus derechos es esencial para la construcción de la política del siglo XXI. No es posible la construcción de un país solo desde arriba, se necesita a las bases dispuestas a defender lo propio y lo ajeno: la justicia social. Si un pueblo trae al sillón un líder dispuesto a cambiar la estructura, este debe estar dispuesto a defender su elección porque el abandono del pueblo al líder es la misma traición que la de un líder que abandona a su pueblo; el futuro es de todos.
Finalmente los objetivos son enumerados no por orden de prioridad sino como un todo, porque en sí muchos serán resultado directo de los anteriores y muchos no podrán desarrollarse si no existieron los puntos previos:
- La alimentación de toda la sociedad. La soberanía alimentaria es un objetivo prioritario del proyecto nacional.
- Ingresos y derechos para la infancia. Cada niño y cada niña contará con un ingreso ciudadano. El respeto de sus derechos constitucionales será inviolable, especialmente en materia penal.
- Ingresos ciudadano y derechos para los adultos y adultas mayores.
- Trabajo individual, colectivo y/o comunitario, socialmente reconocido y económicamente retribuido, dirigido a fortalecer la dignidad personal.
- Acceso a la educación permanente e integrada a la vida comunitaria de todas y de todos, sin discriminación por edad.
- Acceso a la salud, la atención primaria y los medicamentos.
- Acceso a una vivienda digna.
- Acceso a la cultura.
- Igualdad de posibilidades y trato entre hombres y mujeres.
- Acceso a una justicia independiente e imparcial, seleccionada en base al mérito.
- Derecho a ser informado, a no ser manipulado por la desinformación.
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